IBIZA - La Ciudad y su Magia
En 1975 llegué por
primera vez a
Ibiza.
Estudiaba Turismo y me habían
ofrecido un trabajo en la recepción de un hotel, lo que me daría la
oportunidad de practicar los idiomas que estaba aprendiendo.
Aún recuerdo esa mañana, el barco llegó muy despacio al puerto, habiamos
viajado toda la noche y hacía poco que había amanecido.
De pronto la ciudad apareció ante nosotros, inmóvil, como suspendida en
el tiempo, mágica.
Parecía una ciudad de juguete, silenciosa hasta que empezamos a atracar;
de pronto tomó vida, descubrí entonces ese ambiente cosmopolita,
variopinto y algo transgresivo que tanto la caracteriza.
Ya en ese momento me cautivó y aquí sigo.
En aquellos años la mayoría de los caminos estaban por asfaltar y llegar
a muchas playas era bastante difícil pero compensaba el esfuerzo, había
poca gente o ninguna y uno tenia la impresión de estar en una isla
desierta.
Aun habían pocos habitantes y todo el mundo se conocía.
Poco a poco fui enamorándome de Ibiza.
En varias ocasiones intenté cambiar de trabajo, de isla, de país, pero
siempre acababa volviendo.
Empecé a trabajar como guía
en 1991 y he recorrido la isla en todas las estaciones y en muchas
ocasiones pero no deja de sorprenderme.
Mucho ha cambiado Ibiza en las
últimas decadas, pero aún mantiene su encanto y belleza, especialmente
para aquellos que buscan algo
más aparte de sol, playas y
vida nocturna.
Pocos turistas nos visitan en
invierno, los que lo hacen
pueden disfrutar de
muchas mañanas de
sol, ideales para pasear junto al mar o para hacer
senderismo en
el interior de la isla,
pero sin duda
alguna es en enero, al
florecer los almendros cuando
Ibiza se muestra en toda su
belleza.
Aun así yo prefiero el
verano, me
gusta el calor,
bañarme o bucear en sus
aguas cristalinas
y si con algo de suerte me invitan a una
excursión en barco,
disfrutar de esos rincones tranquilos e idílicos donde no va nadie.
Y por la noche, el ambiente del puerto,
tan pintoresco, o para relajarse, pasear por las calles tranquilas de
Dalt Vila, el casco antiguo,
comer o tomar algo en la plaza de Vila
que aún conserva su encanto medieval.
Es algo que aconsejo a todos los que nos visitan:
perderse en esa
ciudad antigua y llena de historia que se mantiene impasible ante
el paso del tiempo.
Por
GUIA d’IBIZA:
Vicky Borras
Miembro
del A.P.I.T.I.F
-
Asociación
Profesional de Informadores Turísticos de Ibiza y Formentera -

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